RUDOLFF VON LICHTENKRAUT

Obra donde aparece: Sonatas para Latín y Piano

Violinista, y esposo de una amante de Mastropiero. Su relación se inició cuando el músico dio comienzo a la composición de cuatro sonatas para violín y piano destinandas al matrimonio formado por el dúo del violinista Rudolff von Lichtenkraut, y su esposa, la pianista Gundula von von Lichtenkraut, radicados en Praga. La primera sonata del opus 17 está compuesta con pasión y arrebato, apasionada al estilo de los compositores románticos en general, y arrebatada a algunos de ellos en particular. Durante el estreno de esta primera sonata se produjo un verdadero escándalo; desde un comienzo el público se dividió: mientras unos silbaban y abucheaban, el resto se retiraba de la sala.
En la primavera siguiente, Mastropiero viajó a Praga y conoció personalmente al matrimonio von Lichtenkraut. Para Johann Sebastian, verla a Gundula, enamorarse perdidamente, caminar toda la noche desesperado a orillas del Moldava, pasar dos días borracho en una taberna, y componer durante una semana la sonata nº 2 del opus 17 pensando en ella... fue todo cuestión de un instante. La noche del estreno, las miradas que Gundula lanzaba hacia el palco ocupado por Mastropiero parecían indicar que ella tampoco permanecía indiferente. En esta sonata nº 2, el compositor, reflejando sus sentimientos por Gundula, otorgó el lucimiento mayor a la parte del piano, como pudo comprobarlo el público de Praga en la noche de su estreno.
Gundula, fiel al respeto debido a su esposo, sentía que no podía corresponder a los requerimientos amatorios de Mastropiero, hasta que una tarde, comprobó que podía perfectamente. Los encuentros entre Gundula y Johann Sebastian se hicieron cada vez más frecuentes, y la vorágine pasional que vivieron ambos se refleja en la sonata nº 3 del opus 17 de Mastropiero, que el matrimonio von Lichtenkraut estrenó en el otoño siguiente con la presencia del compositor. Llamó la atención del público de esa noche, la excesiva importancia asignada por Mastropiero a los solos de violín.
Rudolff descubrió el engaño. Increpó duramente a Mastropiero. Mencionó la palabra “duelo” y dijo algo acerca de sus padrinos; ante la pasividad de Johann Sebastian, mencionó la palabra “cerdo”, y dijo algo acerca de su madrina. Entonces, Johann Sebastian reaccionó, y enfrentando a von Lichtenkraut le dijo: “¿qué nos está pasando, Rudy?”. Von Lichtenkraut le arrojó un guante a la cara. Mastropiero comprendió entonces que ya no podía rehusar el desafío; al día siguiente, envió a sus padrinos a concertar un duelo con von Lichtenkraut; puso en orden sus papeles, escribió una patética carta a Gundula... y huyó de Praga. Gundula, desilusionada y arrepentida, volvió a los brazos de Rudolff, más enamorada que nunca. Mastropiero, resentido con ambos, compuso la sonata nº 4, última del opus 17, con extrañas indicaciones en la partitura, que Gundula y Rudolff von Lichtenkraut, forzados por contrato a ejecutar su música, se vieron obligados a respetar.