Quién lo toca:
Carlos López Puccio.
Obras en las que aparece:
Antenor
Este aparato singular se construyó para el Trío Opus 115, en el espectáculo Muchas Gracias de Nada. Su concepción fue muy avanzada para la época (1979) y hubo que resolver múltiples problemas de ingeniería mecánica. El robot en sí pesaba ochenta kilos, y estaba dotado de varios motores que le permitían desplazarse por el escenario, girar su cabeza, etc. Su fuente de energía era una batería de corriente continua de veinticuatro voltios. Poseía trece cornetas con altavoces y una serie de tambores. La cabeza tenía boca, mejillas, ojos y cejas con los que podía expresar alegría, enfado o tristeza. Todas estas funciones eran gobernadas desde bambalinas, y por control remoto, por tres personas a la vez: una controlaba el desplazamiento, otra las expresiones faciales, y una tercera la parte musical; aunque para el público el único que se comunicaba con Antenor y le ordenaba qué hacer era Carlos López Puccio, de quien era su mascota. Se estropeó definitivamente en la última representación, acaecida en Ciudad de México, el 30 de noviembre de 1980.
Fecha de presentación:
15 de junio de 1979.