Obra nº: | 147 |
Espectáculos: | |
Discos: | (No) |
Vídeos / DVD: | Todo Por Que Rías |
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Versión del espectáculo Todo Por Que Rías.
Teatro Coliseo, Buenos Aires, Argentina, 8 de julio, 2000.
MM:
Marcos Mundstock - DR: Daniel Rabinovich.
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MM: | La
música religiosa ha presentado históricamente diversas
formas, por ejemplo los himnos gregorianos, que solo se cantan, las
misas para coro y orquesta, que se tocan y se cantan, los coros de novicias,
que se miran y no se tocan. A continuación representaremos la
ópera sacra, sobre un tema del Antiguo Testamento, “Daniel
y El Señor”, de Camille Saint-Jacques. Camille Saint-Jacques
era un compositor muy creyente: creía en Dios y creía
en milagros, por ejemplo creía que su música podía
gustarle a alguien. Analizando sus partituras cuesta distinguir si corresponden
a comienzos o a mediados de siglo; más aún, es imposible
distinguir de qué siglo se trata. Pero los especialistas lo consideran
un compositor post-romántico; romántico por su estilo,
y post porque toda su formación la hizo por correo. Su ópera
sacra “Daniel y el Señor”, que escucharemos a continuación,
narra las desventuras de Daniel, jefe de los hebreos; los filisteos
han puesto sitio a la ciudad y se mantienen al acecho. En un principio,
Saint-Jacques no sabía si titularla “Daniel y El Señor”,
o “El sitio”, o “El acecho”, o una combinación
de los tres: “¿Qué has hecho en ese sitio, señor
Daniel?” Cuando comienza la ópera, Daniel ruega a Jehová
que lo ayude. También el Supremo Hacedor está en escena,
rodeado por sus ángeles, pero Daniel no lo ve. Cuando Jehová
se le aparece, Daniel duda de su divina presencia. |
CORO: | Señor
todopoderoso, hay un creyente que tu ayuda reclama; ayúdalo, Dios omnipotente, pues su derrota es inminente. |
DR: | Ayúdame
Señor, la ciudad está sitiada, los infieles nos atacan, y mi tropa está rodeada. La ciudad ya está en llamas, hay infieles por doquier, hay infieles hasta en mi cama: está mi mujer. |
CORO: | Pobre muchacho. |
MM: | Pobre muchacho. |
CORO: | ¡Pobre muchacho! |
DR: | Tú,
que todo lo puedes, te ruego que los hagas huir, Tú que todo lo sabes. |
MM: | Todo es mucho decir. |
DR: | Evita
que triunfe el inicuo, con sus malas artes, Tú, que ves todas las cosas, Tú, que eres poderoso, Tú, que eres ubicuo, es decir, que estás en todas partes. ¿Por qué toleras la maldad... |
MM: | Qué ingenuo. |
DR: | ... Tú, que eres todo amor |
MM: | ¡Qué simple! |
DR: | ¿Cómo
no te conmueves, Tú, que eres todo piedad? ¿Por qué dejas al invasor salir triunfante? |
MM: | ¡Qué necio! |
DR: | Tú
que eres noble, sabio, todopoderoso, apuesto, buen mozo, delicado, sensible, fino y elegante. |
MM: | Qué
muchacho tan inteligente, ¡es suficiente! |
CORO: | Daniel, Daniel |
DR: | ¿Qué pasa? |
MM: | Daniel, escucha. |
DR: | ¿Quién eres? |
MM: | Soy
Aquel por quien tú eres. Yo te saqué de Egipto, te conduje por la vida, luego, a través del Mar Rojo, te guié hasta la Tierra Prometida, cruzando del Sinaí, a Tierra Santa te traje, por el mundo te esparcí... |
DR: | ¡Eres de la agencia de viajes! |
CORO: | ¡No! |
MM: | Soy
el Supremo Hacedor, tu Amo, Jehová, tu Señor. |
CORO: | ¡Amén! |
DR: | ¡Mi
Dios, mi Dios! ¿Mi Dios? ¡Rick! |
CORO: | ¡No, no! |
DR: | ¿Tú
eres mi Dios, de veras, el omnisapiente? |
MM: | Te
lo probaré fehacientemente, pregunta lo que quieras. |
DR: | ¿Cuál
es la raíz cuadrada de dos? |
MM: | 1,414213562 |
DR: | ¿La capital de Bulgaria? |
MM: | Sofía. |
DR: | El nombre de mi tía. |
MM: | Eulalia. |
DR: | Campeón mundial del 34. |
MM: | Suecia... ¡no, Francia! con ese gol a gran distancia. |
DR: | ¿Quién hizo el gol de la victoria? |
MM: | ¡Ja, ja, ja! Yo soy quien concede la gloria, y en ese gol tan recordado, un tiro que se iba desviado, Yo puse mi dedo, Yo estaba allí, porque Yo estoy en todos lados. |
DR: | Estás
en todos lados... ¿Y por qué en esta batalla no estuviste con mis soldados? |
MM: | Bueno... ¡no puedo estar en todos lados! |
DR: | Si
verdaderamente eres mi Señor, ¿por qué me haces
sufrir de esta manera? |
MM: | Por
el gran pecado que cometiste. |
DR: | ¿Conoces
mi pecado? |
MM: | Por
supuesto, estoy en todos lados, estaba allí ese día. |
DR: | ¿Me
viste con el marinero musculoso? |
MM: | Ah,
no, no, yo decía un día que blasfemaste. ¡Con un
marinero! |
DR: | No,
no, no, no. El día qué blasfemé: cómo blasfemé
ese día, ¿eh? Perdóname. |
MM: | Bueno,
bueno, pero ahora, cuéntame mejor... ¡lo del marinero! |
DR: | Fue
la primera vez... para él. ¡Para mí, para mí!
Y la última, partió y nunca más lo vi. Señor,
ahora perdóname y salva mi ciudad. |
MM: | La
ciudad será destruida: esa es la voluntad del Señor. |
DR: | Esa
es mala voluntad. No comprendo por qué has de destruir esta ciudad
que te es leal. Dime, Señor, ¿por qué haces esto?
¿qué te pasa? |
MM: | La
voluntad del Señor es insondable. |
DR: | ¿Y
qué quiere decir “insondable”? |
MM: | Eh...
ejem... insondable...sí, insondable es algo que es...¡aaah!
¡aaah! |
DR: | Pero,
explícamelo. |
MM: | Acabo
de explicártelo. |
DR: | Ah,
no lo entendí. |
MM: | Lo
haré más fácil. Insondable es algo que es... ¡insondable!
¡insondable! |
DR: | ¡Abebabe!
¡abebabe! |
MM: | No,
“Abebabe” no; no, no, no, no, eso quiere decir otra cosa. |
DR: | ¡Pero
explícamelo! |
MM: | Bueno,
menos pregunto yo, y perdono. |
DR: | Mis
soldados están casi vencidos. |
MM: | Ah,
perdón, no sabía que tenían fecha de vencimiento. |
DR: | Derrotados. |
CORO: | Señor,
debes ayudar al pueblo judío, debes cumplir con la ley mosaica, o te reprobará la Sociedad... la Sociedad Hebraica. |
MM: | Está
bien. Está bien, como me has servido lealmente y has confesado
tu pecado te ayudaré, te concederé tres deseos, como hice
con el del turbante, ¿cómo se llamaba, eh...? |
DR: | ¿Aladino? |
MM: | ¡Aladino! |
DR: | ¿Tengo
que frotar algo? |
MM: | No.
No, simplemente me formularás tus deseos, yo te los concederé,
me ocupo de resolver tu asunto, el lunes a primera hora me pongo con
el... |
DR: | ¡Me
están invadiendo los filisteos, debes hacerlo ya! Debes hacerlo ya, está triunfando el filisteo. |
MM: | Haré,
pues, una excepción; dime tu primer deseo. |
DR: | La
ciudad es lo primero. |
MM: | Destruiré
al ejército infernal, arrojándole mi rayo justiciero, impíos: aquí va vuestro final. ¡Ja, ja, ja, ja! |
DR: | Has
destruido mi ejército. |
MM: | ¿Cómo,
no eran los de azul? |
DR: | No,
los de verde. |
MM: | ¡Oia!
Le erré. Bueno, no importa, ahora le tiro a los otros, ¿eh?
Huy, se trabó. |
DR: | Ahora
has destruido la última muralla, los infieles nos invaden, ¡haz
algo! |
MM: | Sí,
sí, ahora lo arreglo, ¿eh? |
DR: | No,
no, para con la boleadora. |
MM: | Pero
cómo se me viene a trabar justo ahí, estas cosas son así,
en el momento que uno más lo... ahí se viene... es una
porquería... |
DR: | Dime,
¿Tú ves el futuro, verdad? |
MM: | Sí,
por supuesto, aunque también debo decirte que con la edad me
he puesto un poco corto de vista... No, no, no, veo, veo el futuro,
pero veo, digamos, unas dos horas. |
DR: | O
sea, que no podrías decirme qué será de mí
en los próximos años. |
MM: | ¿Años?
Como está la situación, con dos horas te sobra. |
DR: | Entonces,
otórgame el segundo deseo. Se trata de mi mujer, la has hecho
demasiado hermosa, y todos la cortejan, le hacen proposiciones... |
MM: | Bueno,
es normal que a una mujer hermosa le hagan proposiciones. |
DR: | Ella
las acepta todas. Es demasiado fogosa y yo no la puedo complacer. Señor,
hoy moriré, pero deseo reivindicarme con ella, ayúdame,
adopta Tú mi apariencia, y haciéndole creer que eres yo,
hazle pasar un momento inolvidable. |
MM: | Noooo...
eso es imposible. Eso sería: abuso de autoridad, sustitución
de persona, asociación ilícita, y uso indebido de instrumento
público. No, no, no se puede, si se llegan a enterar me echan. |
DR: | Si
Tú no me ayudas, ¿quién me va a ayudar? (Los ángeles hacen gestos ofreciéndose voluntarios). |
MM: | Sit!
¡Pero caramba, válgame... Yo! |
DR: | Por
favor, Señor, ayúdame, elévala hasta el éxtasis. |
MM: | Ah,
¿es esa chica que está ahí? |
DR: | Sí. |
MM: | Ah,
qué... ¡oh!... |
DR: | ¡Preciosa!
Fue “Miss Galilea”. |
MM: | No,
no, se ve que... Ay, ay, ay. Bueno, por ser tú, haré un
excepción; ella guardará un recuerdo imborrable, la elevaré
hasta el éxtasis. |
DR: | ¿Has
hecho ya, mi Señor, has hecho lo que te pedí? |
MM: | No
lo logré, hubo un inconveniente, la verdad es que fracasé |
DR: | ¿No
has podido conquistarla y hasta el éxtasis elevarla? |
MM: | No,
lo que pasó es que no he podido elevarla. |
DR: | ¿Pero
acaso Tú no eres omnipotente? |
MM: | A
mi edad yo ya soy omni-impotente. Se burló con insolencia. |
DR: | Se
burló de Ti. |
MM: | Yo
tenía tu apariencia, en realidad se burló de ti. Pero Daniel, nada de eso importa ahora, porque vendrás conmigo al paraíso. |
DR: | ¿No
había plateas? |
MM: | Al
paraíso, al edén. Sígueme. |
DR: | ¿Sabes
Señor? Cuando yo era pequeño solía hablar contigo
todas las noches. |
MM: | Ah,
¿eras tú el que no me dejaba dormir? |
DR: | Es
que en ese entonces yo creía que existías Tú y
el demonio. |
MM: | ¡Por
supuesto! ¿Acaso ya no crees? |
DR: | Ahora
creo que contigo es suficiente. |
MM: | ¿Qué
compromiso era? |
DR: | Me
debes el tercer deseo. |
MM: | Es
verdad. |
DR: | Oh,
Todopoderoso. |
MM: | Pide
lo que quieras. Pide lo que quieras. |
DR: | Quiero
el marinero musculoso. |
Nuevamente todos los integrantes del grupo en escena, en una obra donde
los protagonistas son Daniel y Marcos, y el resto forman el coro; además,
los dos actores principales confrontan tanto hablando como cantando, una
fórmula que recuerda a La Hija de Escipión; ambas
obras parodian la ópera clásica.
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