Se trata, sobre todo, de un libro de fotografías, sin menospreciar los textos de Daniel Samper, que de un modo desenfadado y bastante sarcásitco glosan las imágenes y aportan la información necesaria para ponerlas en su contexto.

Pero, sin duda, lo que más llama la atención son las imágenes, una selección exquisita de las que ha tomado Jorge Maronna, excelente fotógrafo, que ha podido además captarlas estando dentro del grupo, un punto de vista absolutamente espectacular, un privilegio para el lector.

Son en total 153 fotos, dispuestas de modo que en cada página solo hay una como máximo, y a menudo hay fotos que ocupan la doble página.

Las fotos más antiguas son, sobre todo, documentales, imágenes de Gerardo Masana, el fundador, y de todos los demás, en los ensayos, en las primeras actuaciones. Pronto se nota que Jorge Maronna empieza a usar la cámara también con firmes criterios estéticos, sin caer en el preciosismo, y desde luego con intención de captar la psicología de los sujetos retratados, incluso de él mismo. Además, todos los miembros del grupo empiezan a colaborar con el fotógrafo, y así, idean imágenes chocantes a partir de los elementos del entorno, por ejemplo carteles de aviso; la creatividad de Les Luthiers se aplica entonces en estos instantes que la cámara congela, creando una especie de subproducto improvisado, pero no por ello exento de gracia, demostrándonos que el humor está sobre todo en el punto de vista: lo que para la mayoría es algo común y sin gracia puede transformarse en diversión simplemente aplicando otra mirada.

Por supuesto la mayor parte de las fotos son para los componentes del grupo, pero hay también imágenes muy valiosas y curiosas de amigos del conjunto, colaboradores, tramoyistas, etc. En la parte final se incluyen también los nuevos luthiers, los que suben a escena en los últimos años, para redondear los 50 años, y transmitir la idea de que el grupo es un ser vivo, que tuvo cambios desde su nacimiento, y transciende las individualidades.

Un libro imprescindible.